La vitamina B12 en la lactancia, ¿sabías que también es muy importante?

La vitamina B12 es otro de los nutrientes esenciales más importantes durante la gestación, y aunque en definitiva todos los nutrientes son fundamentales (tanto durante el embarazo como durante cualquier otra etapa de la vida), es cierto que existen algunos son más destacados -y conocidos-, especialmente por las funciones tan vitales que llevan a cabo en la gestación. Y aunque esta vitamina es esencialmente popular por sus funciones en el embarazo, también es imprescindible durante la lactancia. Te descubrimos por qué.

Vitamina B12 en la lactancia

La vitamina B12 es un tipo de vitamina que forma parte del complejo de vitaminas del grupo B, un grupo de micronutrientes fundamentales para regular la energía (al estar relacionada con el metabolismo), así como evitar la fatiga y el cansancio.

En el caso particular de la vitamina B12, durante el embarazo es una vitamina esencial, de la misma manera que lo son otros nutrientes como la proteína, el calcio, el hierro, la vitamina D y el ácido fólico (o vitamina B9). ¿Por qué? Principalmente porque los bebés la necesitan para un correcto desarrollo cerebral, así como para la producción de glóbulos rojos saludables.

Con todo ello, se sabe que los bebés que no obtienen la suficiente cantidad de vitamina B12 (de acuerdo a las necesidades diarias recomendadas) puede causar deficiencia de esta vitamina, lo que se traduce en un daño cerebral permanente, de manera que no es reversible.

Encontramos vitamina B12 principalmente en alimentos de origen animal, principalmente la carne, el pescado, la leche y los productos lácteos, y también en los huevos. Por lo tanto, los bebés de madres que siguen una alimentación vegetariana o vegana pueden estar en riesgo de deficiencia de vitamina B12 si éstas no consumen la suficiente cantidad de B12 cada día.

¿Los bebés obtienen suficiente vitamina B12 a través de la leche materna?

Por lo general, sí. Durante el embarazo, la vitamina B12 se transfiere a través de la placenta al feto. Y, después del nacimiento, a través de la leche materna.

Así, los bebés que toman leche materna de una madre que consume cantidades adecuadas de vitamina B12, o bebés que beban leche de fórmula infantil en lugar de leche materna, recibirán suficiente vitamina B12. Sin embargo, si una madre que amamanta a su bebé tiene una deficiencia de B12, el bebé también podría tenerla.

Por ejemplo, desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad, un bebé necesita al menos 0.4 mcg de vitamina B12; entre los 7 a 12 meses 0.5 mcg y entre 1 a 3 años hasta 0.9 mcg (cantidades diarias recomendadas).

De hecho, la leche materna no contiene una gran cantidad de esta vitamina esencial. De manera que, además, la leche materna de mujeres veganas o vegetarianas contiene aún menos.

Como te comentábamos en el apartado anterior, la vitamina B12 se encuentra más comúnmente en alimentos de origen animal. Por lo tanto, aquellos bebés que reciben leche materna de madres que no consumen este tipo de alimentos (por ejemplo, porque siguen un tipo de dieta vegetariana estricta o vegana) presentan un riesgo mayor de desarrollar deficiencia de vitamina B12 poco después del nacimiento.

Por todo ello, es recomendable que las mamás que amamantan a sus bebés y siguen además una dieta vegetariana estricta o vegana consulten a su médico sobre la necesidad de tomar un suplemento nutricional que contenga la cantidad adecuada de vitamina B12. Habitualmente, encontramos vitamina B12 en casi todos los multivitamínicos, aunque también existen suplementos dietéticos que contienen solo B12 o B12 y otros nutrientes como el ácido fólico u otras vitaminas del complejo B.

Lactancia materna y B12

La deficiencia de vitamina B12

La deficiencia de vitamina B12 puede provocar anemia, lo que a su vez se traduce en la aparición de síntomas característicos como fatiga, debilidad muscular, palpitaciones, dificultad para respirar y problemas intestinales.

También pueden surgir otros síntomas no relacionados con la anemia pero sí con el déficit de B12, como: problemas nerviosos (entumecimiento y hormigueo de las extremidades), pérdida de la visión, pérdida de memoria, depresión y cambios de comportamiento.

Cuando la deficiencia se produce durante la infancia puede causar retraso en el desarrollo, anemia megaloblástica y trastornos del movimiento. Mientras que si la deficiencia se produce durante el embarazo y pocos meses después tras el nacimiento, puede surgir daño cerebral permanente.

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