Las ecografías son herramientas diagnósticas sumamente útiles en el embarazo, ya que permiten no solo seguir la evolución del bebé a lo largo de los trimestres (comprobando así si éste es correcto o si existe algún tipo de problema), sino indagar acerca de la posible existencia de algún tipo de afección o patología que impida el desarrollo normal de la gestación.
Aunque de manera privada la futura mamá puede acudir a hospitales especializados y clínicas ginecológicas con el fin de seguir la evolución de su embarazo, muchas se contentan únicamente con las consultas -y con los servicios- que le ofrece la sanidad pública.
Y es que no hay duda que las ecografías se han convertido, desde hace ya algunos años, en una parte regular -y muy bienvenida- de la atención médica prenatal. Por ejemplo, mientras que al comienzo del embarazo se utilizan los ultrasonidos con el fin de confirmar el embarazo y la existencia de latido fetal, posteriormente son útiles para detectar la ubicación de la placenta y el cordón umbilical, el crecimiento fetal y la anatomía del bebé.
Por otro lado, son igualmente útiles para controlar la longitud del cuello uterino de la futura mamá, por si existe alguna sospecha de que pueda estar en trabajo de parto prematuro, o para indagar acerca de los motivos de posible dolor abdominal o sangrado durante el embarazo.
Las ecografías obligatorias de la Seguridad Social (Sanidad pública)
Si te realizas el seguimiento de la gestación a través de la Asistencia Sanitaria ofrecida por tu Comunidad Autónoma (en España), debes saber que los distintos especialistas te brindan todo el asesoramiento y el seguimiento médicos que necesitas a lo largo de toda la gestación, desde el comienzo del embarazo hasta el momento del parto (e incluso mucho después, ya que tu matrona se encargará de seguir la evolución del recién nacido y la de la mamá después del parto).
Es habitual que la primera ecografía se realice alrededor de la semana 12 de embarazo, lo que permite mostrar tanto el crecimiento como el desarrollo fetal.
En esta ocasión, el ultrasonido se realiza por vía vaginal, gracias al uso de una sonda que permitirá verificar que el embrión se encuentra en el útero. Además, permitirá escuchar su latido cardíaco, y el ginecólogo/a o tocólogo/a determinará la fecha probable de parto.
La segunda ecografía se realiza alrededor de la semana 20 de gestación. Es una prueba muy importante porque consiste en una ecografía morfológica que permitirá comprobar todas las partes del feto, incluyendo sus órganos, huesos, la cantidad de líquido amniótico… Es una prueba muy esperada, a la par que fundamental, ya que permite descubrir la evolución del bebé y diagnosticar la posible existencia de algún tipo de anomalía.
Y nos encontramos casi al final del embarazo. La tercera -y última ecografía- se realiza entre la semana 3o y 34 de embarazo. En ella se puede observar la posición del bebé, se vuelve a comprobar la cantidad de líquido amniótico y el peso aproximado con el que el bebé podría nacer.
¿Y qué ocurre con las ecografías que se realizan en el sector privado?
Si además de la sanidad pública decides seguir la evolución del embarazo en una clínica privada, debes saber que también te realizarán ecografías a lo largo de la gestación, las cuales pueden servir como complemento de las ecografías llevadas a cabo por los distintos especiallistas de la Seguridad Social.
En la mayoría de las ocasiones te realizarán una ecografía cada vez que acudes a consulta, por lo que lo habitual, a no ser que exista algún tipo de afección o problemática, es que el médico te cite cada mes, con el fin de seguir la evolución del embarazo.
En el sector privado también existen una serie de ecografías básicas.
La ecografía del primer trimestre
Una ecografía o ultrasonido temprano es parte rutinaria de la atención prenatal, la cual se realiza sobre todo entre las semanas 6 y 9 de embarazo. Incluso si se realiza antes puede descubrirse la presencia del saco vitelino, saco gestacional, si el embrión es visible en su interior o no, y si existe latido. Cuando el embrión ya es visible, puede medirse, lo que permite confirmar la fecha de parto estimada con una mayor precisión. También ayuda a descubrir si existe algún tipo de anomalía (por ejemplo, si el embrión se está desarrollando en un lugar no adecuado, como por ejemplo la trompa de Falopio en lugar del útero), o si se trata de un ‘huevo huero’.
La ecografía del segundo trimestre
Se suele realizar a mitad del embarazo, generalmente entre la semana 18 y 22 de embarazo. Consiste, al igual que en la sanidad pública, se una exploración anatómica exhaustiva que brinda la posibilidad al especialista de comprobar cómo se está desarrollando el bebé, cómo es, medir su tamaño y revisar todos los órganos principales. También sirve para medir el nivel de líquido amniótico para asegurar que existe en la cantidad correcta, y observar la ubicación de la placenta.
Otras ecografías
Aunque la ecografía del segundo trimestre se realiza en 2D, es posible realizar ultrasonidos más ‘especiales’ de 3D y 4D, los cuales son más detallados. Aunque se reservan solo cuando son médicamente necesarios (por ejemplo, son útiles para diagnosticar anomalías si se sospecha que existen), en la actualidad muchas clínicas ofrecen esta posibilidad con el fin de que los padres puedan ver al bebé de forma más precisa y visible.