Cuando se trata de cuidar los rizos y las ondulaciones, no hay duda que es posible hacer pequeños cambios en tu rutina diaria de limpieza, cuidado e higiene con el fin de conseguir los mejores resultados. Y es que como probablemente sepas ya, cuando tienes el cabello rizado, es necesario ser algo más metódica a la hora de lavarlo. No basta con pasar a la ducha, alcanzar el cabello y lavarlo. Es necesario tener paciencia y saber cómo manejarlo; además, hacerlo con cuidado.
Independientemente del tipo de rizo que tengas, los mechones del cabello rizado son mucho más frágiles que el cabello liso. Así, cada curva a lo largo del tallo del cabello se convierte en un punto ciertamente débil. De ahí que sea fundamental manejarlo con extremo cuidado. Además, los rizos suelen enredarse con mayor facilidad, de manera que es preciso tomar algunas precauciones para evitar incómodos y dolorosos nudos.
Por ello, es necesario seguir una determinada rutina con el fin de lavarte bien el cabello cuando lo tienes rizado.
El primer paso: desenredar y preparar el cabello
Antes de abrir la ducha es necesario desenredar y preparar el cabello rizado. ¿Cómo conseguirlo fácilmente? Muchos expertos en rizos recomiendan utilizar un acondicionador profundo, dejándolo actuar durante al menos 20 o 30 minutos.
Aunque se trate de un paso adicional y no necesario en muchas ocasiones (especialmente si tienes algo de prisa), la realidad es que hace que la rutina sea mucho más sencilla, ya que el cabello se torna más suave, haciendo que el desenredado sea mucho más fácil. Además, si tienes el cabello seco, ayudará a aportar un poco de nutrición adicional.
Debes tener paciencia y desenredenar los rizos con cuidado, utilizando por ejemplo un peine de dientes anchos, o un cepillo especialmente diseñado para desenredar el cabello.
2. El momento del champú
Una vez aplicado el acondicionador, y justo en el momento en el que estás en la ducha y los rizos están empapados, es necesario saber cómo aprovechar al máximo el champú.
Para ello, es necesario aplicar el champú haciendo hincapié en el cuello cabelludo, manteniendo las puntas del cabello juntas para evitar que el pelo se enrede aún más mientras lo frotas.
En este sentido, los expertos aconsejan empezar primero por un champú clarificador mientras te concentras en el cuero cabelludo antes de enjuagarlo, y luego seguir con un champú humectante. De esta forma, si empiezas con el champú clarificante ayudarás a eliminar cualquier acumulación de producto, mientras que el champú humectante será útil para ayudar a aportar hidratación, y desenredar aún más el cabello.
Además, es aconsejable enjuagar el champú con agua tibia con el fin de abrir la cutícula, de manera que el cabello absorberá una mayor cantidad de humedad del acondicionador cuando lo vuelvas a aplicar.
3. El acondicionador
Una vez que te hayas lavado con el champú es hora de aplicar el acondicionador. Para ello, una opción aconsejable es escurrir suavemente el exceso de agua del cabello antes de aplicarte el acondicionador hidratante.
Luego, al aplicarlo, debes evitar hacerlo directamente sobre el cuero cabelludo. Es decir, aplicarlo en todo el cabello excepto en las raíces. Esto te ayudará a que no tengas que lavarlo con tanta frecuencia.
Si tienes tiempo, es adecuado dejar que el acondicionador repose durante 5 a 10 minutos. A ser posible, debajo de un gorro de ducha de plástico.
Para terminar, enjuágate el cabello con agua fría, pero dejando un poco de acondicionador en el cabello. ¿Sabías que la temperatura más fría ayudará a sellar la humedad del acondicionador?.
4. El secado
Para terminar, una vez el cabello se encuentre completamente lavado, debes asegurarte de que los rizos están bien secos, y preparados finalmente para el peinado.
Para ello, lo mejor es utilizar una toalla de microfibra, o incluso una camiseta. Y a diferencia de lo que creas, las toallas de algodón no son tan adecuadas, puesto que poseen pequeños lazos que pueden hacer que el cabello rizado acabe por engancharse, provocando roturas.