No hay duda, con la llegada del invierno ¡es hora de abrigarnos! Empezamos a cubrirnos con varias capas, y aunque tendemos a protegernos del frío con una buena cantidad de abrigos, solemos olvidarnos de un elemento que sí puede verse seriamente afectado: la salud de nuestro cabello. Y es que, ¿sabes cómo afecta el frío a nuestra salud capilar?.
Como ocurre con la piel, nuestro cabello también puede sufrir el cambio de estación. Especialmente si eres mujer (dado que con el cabello largo, la caída del pelo tiende a volverse más evidente, en comparación con los cabellos más cortos), es probable que durante el otoño ya te hayas percatado de la caída del pelo.
Se trata, como te hemos comentado en algún que otro momento, de una caída absolutamente normal, a la par que estacional. Tiene relación con el ciclo de nacimiento y crecimiento del cabello, el cual suele ponerse en estado de “reposo” durante la primavera para comenzar a caerse entre tres a cuatro meses después. De ahí que la caída del cabello se torne algo más evidente a finales del verano y a comienzos del otoño, durante los meses de agosto y septiembre.
Pero, además, la llegada del invierno puede afectar muchísimo a la salud de nuestro cabello: los cambios repentinos de temperatura, especialmente por el calor existente en interior de nuestras casas y el frío presente en el exterior, el cabello se torna quebradizo, perdiendo su brillo natural. Debido a ello, es muy común que los problemas de caspa aumenten enormemente.
Es algo, como probablemente sepas, que también ocurre con la piel: es común que durante los meses más fríos del invierno la piel se seque, ocasionando la aparición de algunos problemas habituales como el acné o eccemas, y además lleva a un envejecimiento prematuro si no es tratada adecuadamente.
¿Es posible perder más cabello durante los meses de invierno?
A menudo, muchas mujeres piensan que naturalmente tienden a perder más cabello entre los meses de otoño e invierno, pero esto no es necesariamente el resultado de que las temperaturas estén más bajas.
De hecho, investigaciones recientes han descubierto que, durante los meses de invierno, el cuerpo tiende a producir una mayor cantidad de melatonina con el fin de ayudar a regular el ciclo natural de crecimiento del cabello, lo que significaría que, en realidad, no se debería perder tanto pelo.
Sin embargo, el problema surge cuando consideramos algunos cambios ambientales, y además, no tratamos tanto el cabello como el cuero cabelludo adecuadamente para contrarrestarlos de forma efectiva.
Cuando existe un clima más frío nuestro cuero cabelludo es más propenso a la deshidratación, especialmente cuando sufrimos constantemente cambios de temperatura al entrar en lugares cerrados con intenso calor (por ejemplo, debido al uso excesivo de calefactores). Esto puede provocar que el cuero cabelludo se torne seco, y que el cabello se vuelva quebradizo.
En definitiva, los cambios de temperatura tan comunes en invierno pueden dañar el cabello y el cuero cabelludo.
Consejos útiles para cuidar tu cabello durante los meses de invierno
Al igual que cuidas tu cabello durante el verano, para evitar que se reseque por la acción del cloro y otros químicos de la piscina y por la sal del agua del mar, en invierno también es necesario seguir una serie de consejos y tratamientos básicos para protegerlo.
De esta forma, es posible seguir una serie de tratamientos específicos que permitan ayudar tanto al cabello como al cuero cabelludo a hacer frente a los diferentes cambios estacionales. Y esto es importante -y útil- no solo para la mujer, sino también para el hombre (en definitiva, para ambos sexos).
¿El motivo? El cabello de los hombres es igualmente susceptible al daño provocado por los cambios climáticos propios del invierno, al igual que ocurre con las mujeres. Por tanto, se aplican las mismas reglas cuando se trata de aportarle una mayor humedad al cabello, una menor exposición al calor y minimizar además la cantidad de productos a base de alcohol que usamos cada día.
Una forma útil de mantener hidratado el cabello y el cuero cabelludo es tratarlo una o dos veces a la semana con un acondicionador espeso, hidratante y rico, que contenga ácidos grasos e ingredientes con cualidades humectantes, como el pantenol o la proteína de soja. Ambos ayudan de forma muy positiva a la hora de atraer y retener la humedad en el cabello.A la hora de elegir el champú, es necesario tratar de utilizar uno diseñado para los meses de invierno, evitando todos aquellos que contengan productos químicos y alcohol, que pueden acabar secando el cabello. ¿Lo mejor? Los champús que contienen manteca de karité y aceites esenciales naturales como hierba de limón, bergamota o ylan-ylang son los más adecuados.